viernes, 29 de agosto de 2014

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La bella y la bestia capítulo 16

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Holaaaaaaa~kanade desu! estoy segura que ustedes ya olvidaron este fic...o tal vez no xD en fin he aqui el siguiente capítulo, creo que esta vez es mas largo asi que espero que lo disfruten porque esta todo intenso u.u


(1) tu nombre
(2) el nombre de tu Johnny
(3) el apellido de tu Johnny
-¿Decías?-dijo intentando que siguiera con mi oración. Parpadeé y mi mirada bajó a sus labios.- está bien, no digas nada.- se alejó de mí y tomó la ropa que yo había dejado sobre la cama.- No entiendo.-dijo.- ¿Para qué me preguntas que parte del armario voy a usar si luego no me dejas nada de espacio?-estaba notoriamente molesto.

-Iba a dejarte la mitad pero luego me di cuenta que tú estabas jugando sucio y decidí hacer lo mismo.-expliqué. Se sentó en la cama y me miró, entre cerró los ojos y asintió.

-Gracias.-dijo luego. Lo miré sin entender. Me mostró el paquetito que yo acababa de entregarle. Entendí. Lo abrió y sonrió.- Te debo algo.-me dijo y se levantó de la cama. Besó mi mejilla sonoramente.

-De nada.-respondí algo anonada.

-Puedes volver a guardar tu ropa.-me informó. Asentí.

Ya estaba cayendo la noche. Creo que ambos coincidíamos en que no queríamos pelear más. Me di una ducha mientras (2) terminaba de ordenar su parte del armario.

Esta vez me llevé el pijama al baño y cuando salí de la ducha me lo coloqué. Luego de mi ducha, era el turno de mi acompañante, que sin protestar se metió al baño y se llevó su ropa al igual que yo.

Me tiré en la cama y encendí el televisor esperando encontrar un buen canal para ver a esta hora, mientras esperábamos la comida en la habitación.

-Listo.-dijo cuando salió sacudiendo su pelo con una toalla.- ¿Todavía no llegó la comida?-agregó. Lo miré, fue cuando caí en la cuenta de que él estaba en boxers con el torso desnudo. Me hizo una mueca torcida, intente no mirarlo mucho para no empezar con los problemas.

-No, todavía no.-me limité a decirle. Se sentó en la cama mientras veía fijamente a la pantalla del televisor.- ¿Qué ves?-arqueó una ceja.

-Sweet 16.-respondí secamente.

-¿Qué canal es ese?-dijo extrañado.

-El programa se llama “Sweet 16”.-volteé a verlo. Me miró.- El canal es el MTV.-asintió con la cabeza.- No me digas que no lo conoces.-agregué divertida. Rió.

-No, no sé de donde salió ese canal tan raro.

-Woow (3), tu sí que tienes problemas.-carcajeé. Me sonrió.

-¿Problemas?-dijo divertido.- No lo creo pequeña.-rio. Lo miré seriamente haciendo que rodara sus ojos.- ¿Qué eres?

-¿Qué soy?-dije confundida.

-Sí, ¿Qué eres?-insistió.

-Puede que tus amigos te entiendan cuando hablas así de raro pero yo no te entiendo.-dije cambiando de canal.

-Quiero decir…-dijo buscando las palabras correctas. Me quedé mirándolo.- Que… si eres pequeña, una mujer, una señorita, una dama. ¿Cómo te gusta que te trate?-dijo finalmente. Me quedé pensando sobre eso.- Olvídalo, solo quería saber cómo hablarte, pero no importa.-volteé mi mirada al televisor y a los segundo regresé mi mirada a su rostro.

-¿Tu qué crees que soy?-pregunté. Me miró.- ¿Una nena?- negó con la cabeza.- Entonces…-lo incité para que hablara.

-Para mí eres…- miró hacía el techo. Se me hacía divertido que preguntara eso y a la vez me causaba ternura que preguntara como debía tratarme.

-Una simple adolescente.-le completé la frase. Bajó la mirada hasta mis ojos.- Solo eso.

-No.-dijo negando con la cabeza.- Eres mi novia.

-Tú nunca me preguntaste si quería ser tu novia.

-Porque sabía que ibas a decir que no.

-Pregunto…-dije acomodándome en la cama.- ¿Por qué en vez de tratarme mal no intentaste acercarte a mí?

-No necesito de los demás para ser feliz.-contestó secamente.

-Tal cual lo imaginaba, un frío sin sentimientos.

-Oh, sí, eso piensas porque no me conoces.-dijo.- Aparte no entenderías nunca.

-(2)…-dije.- créeme, he sufrido mucho en mi vida y sigo sonriendo y necesito de los demás.

-No entenderías.

-¿Por qué no?-pregunté. Se pasó las manos por el cabello.

-Porque no.

-Porque no, no es una razón.-le dije.

-¿Quieres que peleemos otra vez?-arqueó una ceja.- No tengo drama.-agregó.

-Okay, Okay.-volteé mi mirada al televisor.- Pero tarde o temprano tendrás que responder a mis preguntas porque no puedes obligarme a que me case contigo.-respiré profundo.

-Volvamos al tema con el que empezó todo. ¿Sí?

-¿Cuál fue?-pregunté.

-Que yo no te había preguntado si querías ser mi novia.-dijo. Rodé los ojos.

-¿Para qué quieres que hablemos de eso? ¿Para pelearnos otra vez?

-No. Es que, tienes razón, debería de haberte preguntado si querías ser mi novia.

-El error ya lo cometiste.-dije.

-Vamos, dame una oportunidad.-dijo casi en un susurro. Sentimos el golpe en la puerta. Me levanté de la cama.- Yo voy.-dijo.

-¿En boxers?-le pregunté. Se rio y se sentó en la cama.-Voy yo.-comencé a caminar hasta la puerta.

Estábamos sentados en el mini living de la habitación. El chico comía papas fritas como si fueran las últimas en su vida. Yo por mi lado me dediqué a probar la carne de cerdo.

-Tranquilo.-dije en una carcajada. Me miró.- Límpiate la boca.-agregué mientras le pasaba la servilleta.

-¿Me limpias tú?-dijo estúpidamente.

-Cursi.-murmuré. Rio.

-Te estaba probando.-dijo mientras se limpiaba la boca. Nuevamente el silencio se apoderó de la situación.

-Tengo una pregunta.-dije rompiendo el silencio. Me miró.

-Dime.

-¿Por qué trabajo tuyo estamos acá?

-Un pequeño temita que ya mañana y pasado resuelvo.-dijo y se metió una papa a la boca.

-Ah, bien. Y entonces… ¿solo iremos a la playa?

-No.-dijo.- Podemos hacer miles de cosas. Claro, si te comportas como se debe.

-¿Cómo se debe?-pregunté sin entender.- (3) creo que tienes una imagen mía que no es correcta.

-¿Ah sí?-arqueó una ceja.

-Si.-dije de mala gana.- Créeme puedo parecer una nena pero en realidad no lo soy, así que empieza a tratarme como tal, porque te las veras conmigo.

-Bueno, tranquila.-rio.- Creo que tendrás que demostrarme que no eres una nena.-dijo. Lo miré mal.- Digo… no sé, depende de ti como me lo demuestres.

-(3) (2), que te quede claro que nunca en mi vida me acostare contigo.

-Eso dices ahora pequeña.-me dijo burlonamente.

-Sí, lo digo ahora y por siempre.-dije antes de levantarme del sillón.

La parte más fea del día se acercaba, íbamos a dormir juntos. El hecho de tener a (3) tan cerca mío me daba ganas de llorar. ¿Qué pasa si me viola? O ¿Si me obliga a tener sexo con él? No, no (1), creo que estas exagerando las cosas. Pero en serio, dormir con (2), los dos solos en la habitación, nadie conocido acá en México, este chico es un sexópata, definitivamente esta noche no voy dormir.

Me tiré en la cama y prendí el televisor, como de costumbre, nada para ver. Cambié de canal unas setenta veces antes de encontrar “Pretty Little Liars”. A veces Aria me confunde, pero es mi preferida de ellas… gracias (2) por interrumpir mis pensamientos.

-¿Por qué ves cosas tan malas?

-¿Por qué tuviste que nacer?

-Hey, que dura eres.-rio.- Solo pregunto, y creo que nací porque mi mamá y mi papá…

-No me digas más nada.-dije intentando no reír.- Eres un inmaduro.

-Disculpa, habló la madura.-carcajeó. Se acostó mi lado.- ¿Ya te vas a dormir?

-No, no tengo sueño.-dije sin despegar los ojos del televisor.

-Yo tampoco tengo sueño.-dijo pícaramente y simplemente recibió un codazo de mi parte.- Solo decía.-rio.

-Bueno, mejor no digas nada.-dije de mala gana. Se sentó a un costado mío y comenzó a observarme.- ¿Qué?-dije mirándolo de reojo.- ¿Qué tengo?

-Pregunto…-dijo esperando una respuesta de mi parte.

-Pregúntame.

-¿Por qué tan seria?-dijo entre cerrando los ojos para ver si adivinaba algo.

-¿Tengo que ser sincera?

-Claro, bueno, si quieres contarme, si no, no importa.

-Okay.-me acomodé para verlo.- ¿No te ríes de mí?

-Lo prometo.-dijo.

-Me da miedo dormir contigo.-sentí como mis mejillas tomaron color.

-¿Miedo?-dijo arqueando una ceja.- (1), no voy a obligarte a dormir conmigo.-me dijo. Suspiré.- ¿Te doy miedo?-agregó con un tono de… ¿preocupación?

-Es que no es que me des miedo tú, si no que… sin ofender, eres algo bipolar y de repente te enojas conmigo y dices cosas sin sentido que de verdad me asustan.-dije. Me miró bien, torció un poco la cabeza.- Eso también me da miedo.-dije causando su tierna risita.

-¿Bipolar?-dijo poniéndose serio.- No, no lo creo.-carcajeó.

-¿Ves?-reí.- Puede que no te des cuenta pero de verdad a veces asustas (2).-le dije. Me sonrió.

-Bueno, iré a un médico.-dijo. Me reí.- No vamos a dormir juntos, no te preocupes.-me dijo.

-Gracias.

-Nunca pensé que una chica me iba a dar las gracias por no dormir con ella.

-Pregunto…-dije.

-Pregúntame.

-¿Te acuestas con la primera que se te cruza?

-No siempre es la primera.-dijo riendo. Negué con la cabeza en tono de reproche.- Tú te me has cruzado un par de veces y ni siquiera me quieres besar.-rio. – Me causa ternura que te sonrojes.

-¡(3)!-dije intentando sonar molesta. Me sonrió.

-Hasta mañana.-dijo y sacó una almohada de la cama.- Capaz que mañana cuando despiertes yo no voy a estar en la habitación, ¿sí?

-Si.-dije mientras asentía.- Hasta mañana, que descanses.

Admito que fue lindo de su parte dejarme la cama para irse a dormir a un incómodo sillón donde le sobresalían los pies, era gracioso verlo ahí pero a la vez daba algo de pena. No digo que me importe mucho, pero de verdad él hace mucho por mí, aunque me trate mal, me da un techo y me cuida.

Fui hasta el baño, cepillé mis dientes, até mi cabello en una coleta, lave mi cara quitando todo resto de maquillaje corrido por el agua de la ducha. Al salir abrí la cama y cambié de canal, no encontré nada así que lo apagué.

Me incliné un poco en la cama para ver a (2) que reposaba sobre el sillón mientras miraba el techo. Recosté mi cabeza sobre la almohada dándole la espalda al lugar vacío de (3) en esta cama.

Ahora un nuevo pensamiento invadía mi cabeza.

¿Qué tal si solo es un truco y luego se mete en la cama?

Ya con eso no iba a poder dormir. Cerré mis ojos y respiré profundo.

-(1) no exageres, ni que estuvieras en una película de terror.-murmuré para mí misma.

-¿Qué?-sentí que decía. Creo que no lo dije lo suficientemente bajo.

-Nada, nada, hablaba conmigo misma.

-¿Segura?-dijo divertido. Rodé en la cama para verlo.

-Segura.-le dije. Me sonrió.- No te preocupes siempre hablo sola.-dije y volví a voltear.- Descansa.

-Gracias, tú también.-dijo en una risita.

Es una exageración lo que estoy pensando pero… ¿Qué tal si me duermo y se abusa de mí? Ok (1), te fuiste a la mierda con ese pensamiento.

-Es imposible.-murmuré.

-(1), dile a (1) que se cierre la boca.-me dijo. Reí.

-Perdona (2), estoy en una lluvia de pensamientos.- le dije. De seguro él quiere que me duerma rápido para luego…

-¿Segura estas bien?-me dijo. Rodé de vuelta sobre la cama y asentí.- Una persona que está bien no habla sola.-dijo divertido.

-Créeme, si estuvieras en mi situación hablarías solo.-le dije. Me sonrió.- Ya duérmete.-volví a rodar hasta mi lugar.

Cerré los ojos e intenté dormir, pero aun que yo misma me convenciera no iba a poder dormir teniendo a cierto chico despierto.

Miré el reloj en mi celular, las 02:13 am. ¿Qué carajo iba a hacer toda la noche? Respiré profundo y solté el aire de golpe.

-Mierda.-murmuré. Oh no, seguro él me escuchó.- (3).-dije despacio. No respondió, gire sobre la cama y lo mire.

Uno de sus brazos caía graciosamente sobre la alfombra y el otro reposaba tras su nuca. Me reí por lo bajo. Tenía la boca un poco abierta y los pies tiesos como un muerto, este chico sí que descansa.

Lo di por dormido y volteé de nuevo a mi lugar.

Estaba segura de que no iba a dormir hasta que (2) se fuera del hotel, cosa que pasaría nunca o tal vez dos horas en la mañana.

Me acomodé mirando el techo y comencé a jugar con un almohadón. Tíralo, atrápalo, tíralo, atrápalo, tíralo, mierda… al piso. Me bajé de la cama para alcanzar en almohadón y me metí de nuevo en la cama con el pequeño almohadón en mis manos.

Idea, loca, pero idea en fin.

-(2).-murmuré. Ni se movió.- (3)-dije divertida.-(3) (2), despierta.-susurré lo bastante alto pero no mucho como para no asustarlo.-(2), levántate, no puedo dormir.-insistí.

Definitivamente tenía un sueño pesado pero no daba mucha ternura al dormir así que yo iba a divertirme un rato.

-¡Un ladrón!-grité mientras el almohadón impactaba contra su cara. Lo quitó rápido y saltó del sillón provocándose una caída en seco sobre la alfombra. Ouuch, eso debió doler. Me reí cuando se sentó sobre la alfombra con la cara roja.

-No fue divertido.-me dijo enfadado. Ahí fue cuando exploté en risas.- ¿De qué te ríes?-dijo enojado.- Me dolió y mucho.-se sentó sobre el sillón mientras se sobaba la mejilla.

Me revolcaba sobre la cama mientras reía como una loca maniática. Recibí un almohadazo de parte de (3) pero no me afecto ni en lo más mínimo.

-¿Por qué no te duermes y dejas de molestarme?-dijo. Lo miré atenta intentando contener mi risa.- Hey, es en serio.-me dijo casi contagiándose de mi risa.

-(3).-dije respirando profundo para no largarle una carcajada.

-No te rías.-me dijo.- Por favor. De verdad me duele.-agregó.

-Ve a mojarte con agua.-le dije. Se levantó del sillón.- No pensé que te ibas a caer.-agregué. Rio.

-Descuida.-dijo entrando al baño.- Me vengare de esto.-me gritó desde ahí adentro. En ese momento caí en la cuenta de que me iba a hacer algo, y no iba a ser nada bueno.

-Perdóname.-le dije apoyándome sobre el marco de la puerta.-De verdad no fue intencional la caída.

-Pero si el almohadazo.-me dijo.- Ya pasó, pero veras tu castigo pequeña.-dijo tomándome por la cintura.

-Aléjate -puse mis manos sobre su pecho y lo empujé levemente.

-Oh, vamos (1), sabes perfectamente que mueres por probar mi boca.-dijo casi suplicante mientras yo volvía a meterme en la cama.

-Sigue soñando.-le dije. Se rio. Se metió en la cama junto a mí, me senté y lo miré.- ¿Qué crees que haces?

-Tengo sueño, déjame dormir.-me dijo. Le pegué una leve patada por debajo de las sabanas. Se rio.- Quiero dormir contigo.-dijo haciendo voz de nene pequeño.

-Te pones irritante (3).-le dije. Me sonrió.

-Ven aquí.

-Vete de aquí.-le dije. Se dio vuelta y me dio la espalda.- (2).-insistí.- Ve a ese sillón.

-¿Sabes que no es lindo dormir ahí?-me dijo. Esperé que siguiera hablando.- ¿Por qué no duermes tu ahí?-agregó. Arqueé una ceja.

-(2).-dije en tono de reproché.- Por favor, vete de la cama.

-No quiero.-me dijo secamente.- Y ahora, si me permitís, voy a apagar la luz.- dicho y hecho, la apagó.

Me quedé un rato sentada en la cama mientras miraba su espalda. Estaba solo con los boxers y eso no era nada bueno para mi salud mental, me estaba torturando porque sabía que yo me distraía en su pecho desnudo.

-Es de mala educación mirar a las persona así.-me dijo. Creo que llegué a sonrojarme. Me dí la vuelta sentándome en la orilla de la cama, toqué el suelo con los pies y suspiré. La luz del velador alumbraba la habitación nuevamente.- ¿Qué pasa?

-Nada.-dije secamente.

-¿Segura?-insistió. Asentí con la cabeza.

Él tenía vista de mi espalda cubierta por la fina tela de mi ropa de dormir. Sentí una de sus manos sobre mi cintura y luego vi su rostro apoyado en el colchón a mi lado.

-¿Qué pasa?-dijo nuevamente. Ciertamente no sabía que me pasaba. O sea, si sabía pero no iba a decirle que era lo que me pasaba.

-Nada.-contesté. Hizo una mueca. Hizo un movimiento y se sentó a mi lado. Apoyó su mano sobre la mía.- En serio, no me pasa nada.

-Voy a ir al sillón. ¿Sí?-dijo intentando ignorar mis palabras. Me sentí aliviada de que no me fuera a preguntar sobre lo que me pasaba.- Luego de que me digas que es lo que te pasa.-agregó. Sentí un nudo en la garganta.

Bien, es raro, muy raro. Me encontraba pensando sobre el cuerpo de (3) cuando recordé como lo conocí y los recuerdos de mi padre volvieron a mi mente. Ciertamente no me encontraba bien y el hecho de que (2) estuviera a mi lado me hacía sentir mal porque si no fuera por la muerte de mi padre, yo no habría sido la compra por el chico.

-No me dirás.-afirmó.- (1), sé que puedo ser un imbécil y todo, pero no voy a juzgarte por nada de lo que sientas.-me dijo. Intenté contener las lágrimas.

-no es que seas un imbécil o no, que si lo eres.-rio tiernamente.- No voy a decirte mis problemas. ¿Para qué?- pregunté más como una afirmación.- Quédate tranquilo que si piensas que volveré a cortarme, no lo haré.-le dije. Me miró detenidamente.

-No estaba pensando en eso.-dijo quitando su mano de la mía.- ¿Puedes mirarme cuando hablamos?-dijo. Negué con la cabeza. Lo sentí levantarse de la cama y ponerse en cuclillas en frente mío. Hice una mueca. Me tomó por la barbilla y me hizo mirarlo.- ¿Hice algo mal?

-No, no eres tu.-afirmé.- Simplemente son cosas estúpidas que no puedo olvidar.

-¿Tiene que ver conmigo?-preguntó. Negué con la cabeza.- ¿Con quién?

-De verdad, no tiene importancia.-le dije. Me moví en la cama y subí mis pies al colchón. Se quedó mirándome un rato y luego volvió a sentarse a mi lado.

-¿Estas llorando?-me dijo. Bajé aun más mi cabeza para que no notara mis lágrimas.- Hey, (1), ¿Por qué?

- no estoy llorando, (2).

-Bueno, como quieras llamarlo. ¿Por qué?

-Porque simplemente siento la necesidad de llorar.-dije casi en un grito. Me miró atento.- Perdona, no quería gritarte.-le dije. Asintió.

-Mírame.-dijo casi suplicando mi mirada sobre la suya.- Mírame.

Lentamente levanté la mirada y me encontré con sus ojos. Nunca, pero nunca, en el tiempo que he estado con él, me había fijado en sus hermosos ojos y el brillo que llevaban. Tiernamente se movió y me envolvió en sus brazos. Sorprendida por su acto, lo recibí. Sus manos recorrían mi espalda pero no en forma depravada, solo quería hacerme sentir mejor.

-No llores (1).-dijo alejándose un poco para mirarme.- Por favor.

-¿Te afecta que llore?-pregunté.

-Sí. ¿Crees que es lindo verte llorar?

-No lo…-me calló con un beso.

¿Por qué no besarlo si yo realmente quería?

Le seguí el beso. No había nada de malo en eso, después de todo éramos novios, o eso era lo que tendríamos que ser. Me besó con ternura y pasión. Una de sus manos sobre mi espalda y la otra secaba mis lágrimas mientras brindaba pequeñas caricias.

-(1), yo…-dijo entre besos.- yo… nada… olvídalo.-dijo antes de atraerme más hacia su cuerpo.

Me obligó a moverme y sentarme sobre él, no con palabras, si no con caricias y pequeños empujoncitos, nuestros labios no se separaban y la temperatura en esa habitación comenzaba a subir; mis piernas, ambas, a los costados de su cuerpo, esta vez, sus manos se posicionaban de manera distinta, sobre mis muslos, Una de sus manos comenzó a recorrer mi espalda, pero por debajo de mi pijama, no lo alejé de mí, ciertamente me encantaba. Con su lengua delineó mis labios pidiendo permiso para entrar en mi cavidad bucal, sin dudarlo un segundo abrí mi boca permitiendo que nuestras lenguas se encontraran. Subió la parte de arriba de mi pijama y se separó un poco de mi para quitarlo. Sin gesto alguno volvió a apoderarse de mis labios, Me tomó firmemente por la cintura y se echó para atrás dejándome sobre él. Perfecto, ahora yo llevaba la iniciativa. Siguió brindando caricias sobre la piel desnuda de mi espalda mientras jugaba con el elástico de short.

Si debemos parar debe ser ahora o nunca.

Pero prefería el nunca. Sus caricias y besos me hacían que me sintiera amada y deseada a la vez, una sensación increíble.

De un momento al otro (2) giró dejándome debajo de él. Sus manos se posaron en mi cadera y bajó a besarme el cuello. Eché la cabeza para atrás dándole espacio a su boca. Besaba y saboreaba cada rincón de mi cuello, succionó dejándome una marca que seguramente luego se notaría.

Nuevamente subió hasta mi boca y me besó pasionalmente mientras se despojaba de mi short. Me sentí completamente desnuda, pero aún no lo estaba, una de sus manos acariciaba el elástico de mi ropa interior provocando desespero. ¿Vergüenza? Se había ido en el momento en el que (3) había comenzado a besarme. Sentí como lentamente comenzaba a bajar mi ropa interior.

Simplemente no podía entregarme a él.

-(2)…-murmuré. Volvió a besarme. Intenté separarlo un poco para hablarle.-(2)… escúchame.

-(1), no tienes nada que decir, te deseo tanto como tú a mí.



Y supe que no podía negarme, pero tampoco podía aceptar el hecho de que me quitara mi virginidad sin antes habernos casado.

Siguió con lo que antes hacía, bajar mi ropa interior.

No podía decirle que parara porque luego me arrepentiría pero no podía hacerlo con él porque luego también me arrepentiría. ¿Las palabras correctas para detener esto? Bien, ninguna llegó a mi mente. Simplemente las lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas. Lo notó y se alejó un poco de mí.

-¿Te lastime?-preguntó acariciando mi cabello. Negué con la cabeza, me da vergüenza hablar.- (1), por favor, dime que es lo que pasa.-hablaba tiernamente. Cerré los ojos con fuerza.- (1)-insistió.- ¿Quieres que me quite de encima tuyo?- me dijo, asentí con mi cabeza.

Se quitó de encima mío y buscó mi ropa en el suelo, la dejó a mi lado y se sentó mientras me miraba.

Me sentía asquerosa, sin pudor alguno, no tenía cara para volver a mirarlo a los ojos.

Me senté a su lado y sin decirle nada me coloqué la ropa y caminé hacía el baño. Me miré al espejo y nuevas lágrimas recorrieron mis mejillas. Me sentía sucia, había dejado que él me tocara a su manera, estuvimos a punto de juntar nuestros cuerpos. Acomodé el bretel de mi pijama que se resbaló por mi piel, ahí note la marca que (2) había dejado en mí. Pase mi dedo por la marca y lo noté algo hinchado, sonreí desganada, después de todo tenía que admitir que me había gustado un poco.

Abrí la ducha y cerré la puerta con llave, me despojé de mi ropa y entré a la tibia lluvia artificial que caía sobre mi cuerpo. Con tan solo 16 años había estado por perder la virginidad con él, con el que por ahora, era mi peor enemigo.

Pero la pregunta que ocupaba mi cabeza era:

¿Por qué le seguí el juego?

Claro estaba que él no era para nada feo y bien deseable se veía en boxers pero… ¿amor? Ni una pizca de ese sentimiento. Sé que de parte de él había lujuria, deseo y pasión por mi cuerpo, pero de mi parte había más que eso. No sé muy bien que… pero que lo había, lo había. Me envolví en la toalla y volví a mirarme en el espejo mientras cepillaba mi húmedo cabello.

-Yo no lo amo.-murmuré mientras me miraba.- ¿O sí?- me pregunté.- No, no lo creo.

Volví a colocarme la misma ropa, después de todo, estaba limpia porque me había bañado hacía menos de 5 horas. Respiré profundo y tomé el picaporte de la puerta, tenía que salir de ahí, pero no iba a ser fácil mirarlo a los ojos.

Le di vuelta a la llave y salí del baño intentando no cruzar miradas. Y definitivamente no cruzamos miradas porque él no estaba en la habitación. Miré el sillón, dentro del armario, debajo de la cama, pero nada.

Me sorprendí y tuve miedo a la vez.

¿Qué tal si se fue para siempre?

Me metí en la cama y coloqué la sabana sobre mi cuerpo dejando mis brazos al descubierto. Dejé el velador encendido, tenía miedo. Cerré los ojos y lentamente caí en un profundo sueño.

Desperté al sentir un rayo de sol que daba justo sobre mi ojo, volteé sobre la cama haciendo que ya no me molestara más. Estiré mis músculos y me senté en la cama, miré hacía el sillón, (3) no estaba ahí. Presté atención para saber si la ducha estaba encendida, pero no. Me levanté y caminé hacía el baño, (2) tampoco estaba ahí.

Luego de lavarme la cara, los dientes y cepillar mi cabello, me coloqué un short de jean y una musculosa celeste, y por supuesto mis cómodas ojotas. Pedí el desayuno por teléfono, no iba a bajar a desayunar sola. Me sentía abandonada: si bien aún no sabía cómo íbamos a reaccionar al vernos frente a frente, no quería estar sin él, me sentía desprotegida.

Pasé toda la mañana y la tarde, completamente sola sentada viendo televisión. No quería salir de la habitación por miedo a perderme y no encontrar a (2) nunca más.


Eran las 3:00 am y yo intentaba no caer en el sueño. Mis parpados estaban pesados y se caían provocando que cerrara mis ojos. Sentí la puerta abrirse y casi me caigo del sillón.

2 comentarios:

  1. Waaaaa muchas pero muchas gracias por subir la conti de este fic que lindaa graciaas

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  2. Intenso *-* Me quedé con intriga de a donde fue (2) .-.
    Espero contii, gracias por subir de nuevo este fic la verdad no lo había olvidado! Jajajaja

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